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Cuando venga Cristo al mundo otra vez, hará un justo juicio.

Mateo 16:27; 1 Corintios 3:14; Apocalipsis 20:12-13; Apocalipsis 22:12

Hará manifiesto el carácter verdadero de los hombres y hará separación entre los redimidos y los perdidos.

Mateo 25:32-34; Mateo 13:41-43; Judas 1:15

Que todos estarán presentes en el juicio.

Mateo 25:31-32

Es gratuita para todos por medio de la fe en Cristo.

2 Corintios 7:1; 1Tesalonicenses 4:3-7; 1 Tesalonicenses 5:23

No depende de obras buenas que el hombre pueda hacer.

Gálatas 2:16, Efesios 2:9-10, Tito 3:5

El único obstáculo para su salvación es la depravación inherente y su rechazo voluntario a Cristo como el Único Salvador.

Juan 3:19; Juan 5:40; Romanos 1:28-29; Romanos 9:32

Jesucristo resucitó y ascendió al cielo.

Hechos 1:9-11; 1 Corintios 15:4-8; 2 Corintios 4:14

Justos e injustos serán resucitados.

Daniel 12:2; Juan 5:28-29

Los redimidos se levantarán a la dicha y los réprobos a condenación eterna.

Mateo 25:34; Mateo 25:41; Juan 5:28-29; 2 Tesalonicenses 1:9-10

La santa Biblia es la Palabra de Dios, que es nuestra única regla de fe y práctica y que por ella los hombres serán juzgados.

Josué 1:8; Salmos 19:7-10; Salmos 119:105; Juan 12:48;  2 Timoteo 3:16-17; Hebreos 4:12;  2 Pedro 1:19-21; Apocalipsis 20:12

El Espíritu Santo es Dios. Él inspiró a los santos hombres de la antigüedad que escribieron las Sagradas Escrituras.

Mediante la iluminación de Él, capacita a los hombres para que entiendan la verdad; exalta a Cristo, convence de pecado, de justicia y de juicio; llama a los hombres para que acudan al Salvador y efectúa la regeneración; cultiva el carácter cristiano, conforta a los creyentes y les otorga los dones espirituales con los cuales sirven a Dios por medio de su Iglesia.

Él sella al creyente hasta el día de la redención final, su presencia en el redimido da la seguridad de que Dios conducirá al creyente hasta que éste adquiera la plenitud de la estatura
de Cristo. Él ilumina y da poder al creyente y a la Iglesia en la adoración, la evangelización y el servicio.

Génesis 1:2; Salmos 51:11; Isaías 61:1-3; Juan 14:16-17; Hechos 1:8; Efesios 1:13; 1 Juan 4:13

La regeneración es un nacimiento nuevo y es obra del Espíritu Santo en el corazón del hombre.

Juan 1:12,13; Juan 3:3,6; Santiago 1:18

Consiste en dar una disposición santa a la mente.

Deuteronomio 30:6; Ezequiel 36:26; 1 Corintios 2:12,14

Se efectúa en un modo que no está al alcance de nuestra comprensión, por el poder del Espíritu Santo y en conexión con la verdad divina.

Juan 1:13; Juan 3:8; Santiago 1:18; Efesios 1:13

Es el proceso por el cual, conforme a la voluntad de Dios, somos hechos participantes de su santidad.

1 Tesalonicenses 4:3-7; 1 Tesalonicenses 5:23; 2 Corintios 7:1

Es obra progresiva.

Proverbios 4:18; Filipenses 1:6; 2 Pedro 3:18

Su principio está en la regeneración.

Romanos 6:4; Efesios 2:10

Los regenerados, es decir los salvos:

No apostatarán, sino que perseverarán hasta el fin.

1 Juan 2:19; Gálatas 3:26; Juan 5:24; Hebreos 10;38-39

Porque son hijos de Dios por la fe y la relación hijo y padre no se destruye.

Juan 1:12; Hebreos 12:6-11; 1 Juan 3:1;

Aquellos a quienes el Señor ha comprado con su sangre y ha santificado por su Espíritu Santo, jamás caerán del estado de gracia, sino que perseverarán hasta el fin.

Juan 10:28-29; Romanos 8:28-39

Cristo es el Hijo eterno de Dios. En su encarnación Jesucristo fue concebido del Espíritu Santo y nacido de la virgen María sin padre humano; Jesús reveló y cumplió plenamente la voluntad de Dios tomando sobre sí mismo las necesidades y las demandas de la naturaleza humana e identificándose completamente con la humanidad; y sin embargo sin pecado. El honró la ley divina con su obediencia personal y en su muerte en la cruz proveyó la redención del hombre, éste así quedó redimido del pecado. Fue levantado de entre los muertos con su cuerpo glorificado y apareció a sus discípulos antes de que fuera a la diestra de Dios Padre, donde es el único mediador y tiene la naturaleza de Dios y del hombre. Él volverá con poder y gloria para juzgar al mundo y para consumar su misión redentora. Él ahora mora por la fe en todos los creyentes como el Señor viviente y omnipotente.

Marcos 1:1; Lucas 24:6-7; Mateo 24:30; Gálatas 4:4; Filipenses 2:5-11; Apocalipsis 1:13-18

Dios Padre reina con cuidado providencial en su universo, en sus criaturas y en la corriente de los ríos de la historia humana según los propósitos de su gracia. Él es todopoderoso, todo amor, todo sabio. Dios es verdaderamente Padre de todos aquellos que llegan a ser Hijos de Él por medio de la Fe en Cristo Jesús. Él es paternal en su actitud con todos los hombres que han sido salvos.

1 Crónicas 29:10, Mateo 6:9-15, Efesios 4:6, 1 Pedro 1:17

Hay un Dios viviente, Hacedor y Árbitro supremo del cielo y de la tierra,
es un Dios infinito e inteligente, es indeciblemente glorioso en santidad;
merece toda honra, amor y adoración y que en la unidad de la divinidad existen tres personas
que son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo;
iguales estos en toda perfección, uno en ser y en esencia, pero desempeñando oficios distintos.
Creemos en el glorioso misterio del Dios trino y uno.

Génesis 1:1, Deuteronomio 6:4, Isaías 40:25-26, Mateo 28:19, 1 Timoteo 1:17, 2 Corintios 13:14, Apocalipsis 4:11

Hay dos lugares en que los hombres habrán de morar después de esta vida:

Los redimidos vivirán con Cristo en el cielo.

Juan 14:1-6; Mateo 25:34; Apocalipsis 7:9-15; Apocalipsis 21:1-7

Los perdidos existirán en el infierno con el diablo y sus ángeles.

Mateo 25:41-46; Lucas 16:22-24; Apocalipsis 14:10-11; Apocalipsis 20:10

Tal existencia, sea en el cielo o sea en el infierno, será eterna.

Daniel 12:2; Mateo 18:8; Mateo 25:46

Los redimidos tendremos que presentarnos ante el tribunal de Cristo, no para condenación, pero si para rendir cuenta de nuestra vida.

2 Corintios 5:10; Romanos 14:10

Cristo vendrá otra vez en forma personal y visible.

Juan 14:2-3; Hechos 1:11; Mateo 24:30; Apocalipsis 1:7

Llegará de improviso, porque no sabemos ni el día ni la hora.

Mateo 24:36; Mateo 24:39; Mateo 24:42; Mateo 24:44; Mateo 25:13

Y que vendrá como juez porque el día de la salvación habrá pasado.

2 Tesalonicenses 1:6-10; Judas 1:14-15; Apocalipsis 22:12

Es el gran bien que Cristo asegura a los que tengan fe.

Juan 1:16; Hechos 13:39; Romanos 5:1; Gálatas 2:16

Incluye tal justificación el perdón del pecado, atribuyéndoles Dios la justicia de Cristo mediante la fe en Él, no tomando en cuenta ninguna justicia que hubieran hecho.

Romanos 3:24-25; Romanos 4:5-8; Tito 3:5-7

Nos introduce a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con Dios.

Efesios 1:3; Hechos 3:19; Gálatas 3:8

Son requisitos indispensables para la salvación.

Mateo 21:32; Hechos 20:20,21

Son la obra del Espíritu Santo en el corazón.

Juan 16:8,9; Efesios 4:21-24

Por medio de ellos (arrepentimiento y fe) el pecador convicto, sinceramente contrito, vuelve a Dios y reconoce a Cristo como Salvador personal, mediador único y Rey.

Isaías 55:7; Hechos 16:30-31; Romanos 10:9-11

Dios, por su acción directa creó al hombre a su propia imagen; por lo mismo éste es la obra culminante de la creación efectuada por Dios.

En el principio el hombre era inocente de pecado y estaba investido de libre albedrío por su creador, por este libre albedrío el hombre pecó en contra de Dios e introdujo el pecado en la raza humana.

Mediante la tentación de Satanás, el hombre transgredió el mandamiento de Dios y perdió su inocencia original; por esto su posteridad heredó una naturaleza y con la tendencia a pecar y quedó bajo condenación.

Solamente la gracia de Dios puede hacer que el hombre vuelva a estar en santa comunión con Dios.

El carácter sagrado de la personalidad humana es evidente; porque Dios creó al hombre a su propia imagen y porque Cristo murió por el hombre; por lo tanto, cada hombre posee dignidad y merece respeto y amor cristiano.

Génesis 1:26-27; Salmos 51:5; Jeremías 17:5; Hechos 17:26-31; Efesios 2:1-5